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Marcel-lí Maneja, foto vía Solobasket |
El primer hombre de azul
La irrupción del suramericano en el club de orillas del Ebro fue decisiva para la organización de los primeros torneos sociales y posteriormente del primer equipo organizado de la institución del que fue jugador y entrenador.
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Fotografía del libro del 75 Aniversario del C.N. Helios |
Su hija Alicia, una importante psiquiatra de Vitoria, recuerda que su padre hablaba poco de esa etapa de su vida, pero sí lo hacía con gran ilusión, sobre todo, de sus ‘colegas’ heliófilos. Las amistades que granjeó en Zaragoza las conservó durante toda su vida, así como el sentimiento de cercanía con el centro naturista que fundó Leoncio Labay. Este apego lo recordaba el historiador Luis Rasal en un homenaje póstumo: fue él quien ayudó a esparcir las cenizas de Cotchicó en el Ebro frente a la institución el día 2 de enero de 1986.
La estela de Cotchicó en Helios la recogieron otros como los hermanos Moreno, del Val, Nuez, Chausson, Chicot… y detrás todas las generaciones que han posado con la camiseta azulona. Pero él fue el primero.
Kucharski y el olvido
Cuando empezamos a abordar una biografía de Fernando Muscat García, el primer internacional aragonés, sabíamos que no era tarea fácil porque, para empezar, su relato lo tendrían que contar otros. Muscat falleció en diciembre de 2000 en Barcelona. Sus hijos nos abrieron las puertas de su casa de Vilanova i la Geltrú con amplia generosidad, pero ni así se puede alimentar toda nuestra curiosidad: ¿cómo lograban esos pioneros las pelotas o las canastas? ¿Cómo era un entrenamiento de baloncesto en 1930? ¿Cuál fue el desarrollo de ese partido o aquel viaje? Cuando pretendes entrar en una investigación sobre acontecimientos que pasaron hace ochenta años eres consciente de que quedarán pocas personas con vida que puedan responder estas cuestiones desde sus propios recuerdos. El paso del tiempo corre en tu contra y tus mejores aliados son los libros y las hemerotecas, pero tampoco con esto basta. Muchas veces nos hemos preguntado por qué no fueron otros antes los que se encargaron de poner en valor a los pioneros del baloncesto de Zaragoza, al menos, con una obra extensa.
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Partido número 50, y último, de Kucharski con España, jugado en Huesca |
El fallecimiento el 2 de octubre de 2014 de Eduardo Kucharski no hapasado desapercibido. La importancia del personaje, el primer gran jugadorespañol de la posguerra y un entrenador precursor, merecía todos los obituarios y reportajes que se firmaron durante los días posteriores. En ellos se habla de sus campeonatos con el Laietà, Joventut, Aismalíbar o Barcelona. Su viaje a Bolonia para ser el técnico de la Virtus, el primer español en hacerlo fuera del país. Nos cuentan sus hazañas como seleccionador, principalmente en la cita de Roma’60 donde debutó la roja… Hasta Heraldo de Aragón recorrió su huella en Aragón con un reportaje que utiliza al locuaz Jorge Guillén como principal portavoz.
Algunos historiadores entrevistaron últimamente al ‘mito’ Kucharski, que había perdido el anclaje de su mujer hace unos meses. Lluís Puyalto y Raúl Barrera, responsables del archivo histórico de la Fundació del Bàsquet Catalá y del Museo de la FEB; tienen extensas entrevistas grabadas con el ‘polaco’. El periodista Carlos Jiménez también recogió sus impresiones hace menos de un año para el libro que está coordinando sobre el pasado de este deporte en nuestro país. Decadas atrás otros redactores, investigadores o personas de baloncesto como Justo Conde, Fernando Font o Manuel Espín habían narrado la vida de estos hombres que marcaron los primeros pasos de una senda que ahora cubre de gloria al deporte español.
Cuando Esteva conquistó Zaragoza
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Paco Esteva, el segundo por la derecha, con bigote, en el Frontón Aragonés. |
Superaron al Barcelona en la final por dos puntos. “Al celebrar la victoria se nos olvidó que era la hora de comer. Cuando salimos ya no había ningún restaurante abierto. Suerte que nos pudieron hacer unos bocadillos”, relata Esteva sobre ese partido en la ciudad del Ebro, a cuyas orillas ya había ido antes para jugar al baloncesto. “Entonces el Helios no era un equipo destacado. Se podría decir que era de Segunda División. En esa Copa tuvimos que eliminarles. Era muy curioso jugar con ellos porque su pista estaba junto al
río y si se iba la pelota estaban preparadas las piragüas para recogerla”, recuerda Esteva, que junto a Navarrete, Ferrando, Carretero y Kucharski formaron un equipo histórico para el Laietà.